- Circulo de Estudios Tercerposicionistas: 2014
Desde CET no tenemos por qué suscribir en su totalidad el contenido compartido, pero consideramos que es de interés didáctico.

domingo, 25 de mayo de 2014

Ramiro Ledesma Ramos: La descomposición demoliberal. Decrepitud de las formas políticas y económicas de la burguesía individualista.


Nada hay más opuesto a la mentalidad, a las necesidades y al sentido de nuestra época que las formas políticas y económicas elaboradas por el espíritu liberalburgués. Estas formas han sobrevivido a su propia eficacia, y los pueblos se desprenden hoy de ellas como de utensilios cuyo uso resultase ya ruinoso y molesto. La subversión cuyo desarrollo se viene perfilando en estas páginas actúa verdaderamente de liberadora de esas viejas formas, y constituye un esfuerzo por desprenderse de ellas, por evadirse de su caducidad.

La permanencia y duración de las instituciones demoliberales supondría hoy, para el mundo, la imposibilidad de extraer de esta época valor alguno, condenándola a vivir prisionera de formas que le son extrañas, en estado de amputación y de parálisis.

Es bien notorio, sin embargo, que la época actual logra, de un modo relativamente sencillo, desprenderse con éxito del peligro de falsearse y anularse. Lo comprueba la realidad subversiva que venimos estudiando, poblada como ha podido verse, no de fracasos ni de intentos fallidos, sino de victorias resonantes y completas.

El resultado de la trasmutación contemporánea será fatalmente el vencimiento de todas las formas políticas, económicas y culturales propias de la mentalidad y del espíritu de la burguesía capitalista, y a la vez, su sustitución por otras que sean una creación directa de las fuerzas hoy representativas y operantes.

Si analizamos un poco las características vitales y sociales del espíritu burgués, bien pronto percibiremos su absoluta oposición y su contradicción radical con los valores más vivos y fértiles que hoy aparecen.

1. SU ACTITUD INDIVIDUALISTA 

Las instituciones demoburguesas han sido elaboradas bajo la creencia de que el individuo, como tal, es el sujeto creador de la historia, y por tanto, que el cumplimiento de sus fines, como tal individuo, es la misión más respetable y fecunda del hombre. Todo ha de sacrificarse, pues, a esa misión individual, comenzando por el Estado, que no sólo no debe estorbarla ni mediatizarla, sino garantizarla eficazmente. He aquí la médula del Estado liberal, la función y la finalidad que le ha sido adscrita por la burguesía.

El Estado liberal es simplemente un utensilio para el individuo. No debe menoscabar en nada la libertad de éste, ni sacrificar esa libertad por ningún otro valor. Su mismo aparato coactivo se justifica en función de la libertad, garantiza la libertad y «los derechos» de los individuos.

Es notorio que unas instituciones así hicieron posible el robustecimiento histórico del régimen capitalista, la culminación de una clase social, la burguesía, que desarrolló hasta el máximo la energía creadora de sus miembros, e impulsó de un modo enorme su progreso económico, cultural y político. En tal coyuntura, el individuo hizo conquistas sorprendentes, adquirió un poder social enorme, y logró asimismo un elevadísimo nivel de vida. Todo estaba a su servicio, al alcance de su mano, para ser utilizado por él como instrumento de poder, de sabiduría o de riqueza.

No cabe desconocer la importancia considerable de esa etapa histórica y el número de adquisiciones valiosas que hizo durante ella la humanidad. Lo que sí puede afirmarse, desde luego, es que su período de vigencia ha sido corto, y que ya hoy vemos con claridad absoluta el manojo de contradicciones y monstruosidades que encerraba en su seno. Por muy minúsculas que sean las dotes de observación y comprensión que se tengan, cualquiera las advierte y las comprende hoy. O las presiente, que es igual.

Pronto ocurrió y se hizo patente que aquella supuesta grandeza individual, y aquella supuesta generosidad que informaba a las instituciones, era de hecho accesible a muy pocos, y consistía y se mantenía a costa de atroces injusticias.

Y era accesible a muy pocos, no porque fueran pocos los individuos sobresalientes, sino por propia naturaleza del sistema y de los fines que se señalaban como apetecibles. Eran muchos los hombres que podían aspirar al poder político, a la riqueza y a la cultura, y con dotes y capacidad para conseguirlo, pero fatalmente esa trinidad de bienes tenía que ser acaparada y monopolizada por muy pocos. Pero como el sistema admitía y hacía posible la concurrencia, la lucha y la pugna, a ellas se lanzaron las gentes con frenesí.

Y ahí tenemos las turbinas que operaron en el seno del individualismo burgués: los partidos políticos, en número cada vez mayor y más abundante, con aspiraciones e ideales programáticos distintos. Las empresas económicas, la producción sin orden ni concierto y la especulación financiera. Las escuelas y las morales diversas, la disgregación espiritual de la cultura.

2. EMPEQUEÑECIMIENTO DEL HOMBRE 

Y he aquí cómo el espíritu burgués, en honor y honra de la dimensión individual del hombre, condujo a éste a contradicciones y resultados como los que hoy presenciamos. Claro que no sin atravesar etapas de cierto esplendor y de liberar a la humanidad de poderes regresivos abominables. El liberalismo político y el capitalismo económico nos parecen hoy entidades y formas repletas de vacuidad, de ineficacia y de injusticia. Pero han realizado y cumplido una misión en la historia, tanto más reconocida como tal por sus actuales debeladores, mientras con más prisa y vigor la declaran mendaz y caducada. La prueba de ello la tenemos en que la subversión no corre a cargo de los poderes políticos desalojados por la burguesía liberal, es decir, del «antiguo régimen», a pesar de que aún es defendido y sostenido en pie por algunos. Y tampoco el derrocamiento del capitalismo se hace e intenta por las formas económicas y sociales que le precedieron. 

La subversión contemporánea, al enterrar las formas demoliberales de la burguesía capitalista, lo hace revolucionariamente, esto es, no volviendo a las formas antiguas, sino descubriendo e inventando otras nuevas. 

A la postre, en medio de las instituciones y de la civilización liberal-burguesa, el hombre resultó maltratado, explotado y empequeñecido. 

La libertad política cristalizó necesariamente en la democracia parlamentaria, y tal sistema trasladó el Poder con rapidez suma a las oligarquías partidistas, a los magnates, dueños de los resortes electorales, de la gran prensa y de la propaganda cara. 

La libertad económica lo dejó reducido en la gran mayoría de los casos a un objeto de comercio, cuando no a la atroz categoría de parado, de residuo social. 

Por último, el hombre se vió privado de valores permanentes y firmes. Todos aquellos que tienen su origen y alcanzan su sentido en esferas humanas extraindividuales. Los valores de comunidad, de milicia, de disciplina justa. Y el valor de la Patria, la dimensión nacional del hombre, la que arranca y comienza antes que él y termina y concluye después de él. (No señalo el valor religioso, porque éste no ha peligrado propiamente bajo el signo de la burguesía individualista, ya que, entre los fines individuales, cabe perfectamente la preocupación religiosa de salvar el alma.) 

En resumen, la vigencia de las formas de vida típicamente burguesas originó de un modo exclusivo el encumbramiento de una minoría política (las oligarquías) y de una minoría social (los grandes capitalistas), y como tal situación de privilegio carecía y carece en absoluto de raíces profundas, es decir, no se basa en valores jerárquicos reconocidos como justos, sino que procede de una libre concurrencia y pueden ser apetecidos por todos, surge la sospecha de que se deban al engaño, la mendacidad y la injusticia, haciéndose, por ello, más irritantes e insufribles. 

3. LA VANGUARDIA DISCONFORME 

Fueron, naturalmente, los trabajadores los primeros en percibir que el mundo político y económico, creado por la burguesía demoliberal, resultaba una cosa, un artilugio, bastante poco habitable. Su respuesta histórica fue el marxismo, primera contestación sistemática, primera dificultad que se atravesaba en el camino de la democracia parlamentaria. Porque es evidente que el sistema demoliberal encuentra sólo su justificación práctica y teórica cuando es considerado, por todos, como método aceptable de convivencia. Pero el marxismo decretó y consiguió la insolidaridad proletaria, es decir, proveyó a los trabajadores de una doctrina y una bandera, dentro de las cuales no había sitio alguno para la colaboración pacífica y legal con las demás clases. A pesar de que existan otras interpretaciones del marxismo, entiendo que hay en él una formidable y fecundísima tendencia a apartar a los trabajadores, no sólo del mito demoliberal de la burguesía, sino del mito mismo de la libertad política. (La frase de Lenin «¿Libertad, para qué?» es aún más profunda de lo que se cree, está pronunciada por un marxista, y su contestación resulta de veras difícil en esta hora crítica de la política mundial.) 

4. AGOTAMIENTO Y CONTEMPLACIÓN DE LAS PROPIAS RUINAS 

Es notorio que una de las realizaciones políticas que vienen persiguiéndose hoy en Europa, consiste en desalojar al espíritu burgués de las zonas gobernantes. La democracia parlamentaria otorgó el Poder, y lo otorgará siempre mientras subsista, a la burguesía misma, o a sus representantes más directos, que son los partidos. 

Pero ocurre que el burgués carece en absoluto de capacidad para las tareas políticas rectoras. Es el tipo social menos propio y adecuado para el ejercicio del poder político. Le falta por completo el sentido de lo colectivo, el espíritu de la comunidad popular, la ambición histórica y el temple heroico. 

Todo lo que actúa hoy como germen de resquebrajamiento, de impotencia, de cansancio y egoísmo, se debe de un modo directo al predominio social de la burguesía, y al predominio político de sus mandatarios, sus abogados y testaferros. 

Ha entrado hace ya tiempo la civilización demoburguesa en una etapa final, caracterizada por la hipocresía, pues habiendo perdido ella misma la fe en sus principios, trata de sostenerse a costa de desvirtuarlos y falsearlos cínicamente. Favorece tal empresa el hecho de que la actitud característica del espíritu demoburgués —tendencia a la crítica, ceguera para lo colectivo, tibieza patriótica, falso humanitarismo sentimental, etc.— es compartida por anchas y extensas zonas, ya que sus contornos no se ciñen sólo a capas y sectores de privilegio económico, sino que alcanzan y comprenden también núcleos populares, proletarios, captados por él y por sus características más viles y degradadas. 

Pero esa actitud histórica, en su sector más representativo y operante, tiene ya hoy plena conciencia de su infecundidad y agotamiento. Advierte que sus ideales políticos, lejos de construir y edificar nada, se transforman apenas salen de sus labios en fuentes de destrucción y de discordia. Sabe que su sistema y su ordenación económica conducen al advenimiento de crisis gigantescas, a su propia ruina y al hambre de las grandes masas en paro forzoso. Ve, asimismo, que las instituciones políticas y sociales, creadas por ella, convierten a las naciones en teatro permanente de sangrientas pugnas, y debilitan cada día más la solidaridad nacional, hasta poner en peligro la propia vigencia histórica de los pueblos. Percibe que no sabe qué hacer con las grandes oleadas juveniles que van llegando, y contempla, por último, la inminencia de su agotamiento y de su desaparición irremediable. 

Ramiro Ledesma Ramos, Discurso a las juventudes de España.

sábado, 10 de mayo de 2014

Palabras de Bombacci


"La socialización es altruismo. Es la dignidad del trabajo y la rectitud moral y política de los trabajadores. Si eres egoísta, eres peor que tus patrones!." 

"El capital esta al servicio del trabajo, no el trabajo al servicio del capital. 
La ganancia esta al servicio del hombre, no el hombre al servicio de la ganancia.” 

"Superar la Nación sin destruirla, la queremos más grande, porque queremos un gobierno de trabajadores y agricultores, "socialista, sin negar la Patria", derecho incontestable y sacro de todo hombre y de todo grupo de hombres." 

Nicola Bombacci.

jueves, 1 de mayo de 2014

Los Mártires de Chicago.


En el XIX en los Estados Unidos fueron condenados a morir en la horca, en la ciudad de Chicago, ocho anarquistas. Hombres de intachable conducta moral y elevada cultura, que pasarían a la historia como los Mártires de Chicago. Sus nombres: Miguel Schwab, Jorge Engel, Luis Ling, Alberto R.Parsons, Oscar W. Neebe, Samuel Fielden, Adolfo Fischer y Augusto Teodoro Spies. A tres de ellos se les conmutó la pena de muerte por la cadena perpetua y ahorcaron a cuatro, porque uno, Ling, se suicidó con un cartucho de dinamita en la boca dentro de su celda. Su delito el de ser destacados dirigentes del movimiento obrero y haber luchado por normas menos injustas de explotación de la clase obrera y haber auspiciado una campaña nacional para la implantación de la jornada laboral de ocho horas, cuando era norma trabajar en fábricas y campos doce y más, sin excluir a los menores de edad. Se les acusó de responsables de una bomba que fue arrojada contra los guardianes del orden en una manifestación obrera, delito que no se les pudo probar, ni otro alguno análogo, a ninguno de ellos. Algunos historiadores sostienen que lo más probable es que esa bomba fue lanzada por algún agente provocador o por la propia policía, a fin de ofrecer a la burguesía el pretexto necesario, para eliminar a los más destacados dirigentes del movimiento obrero y proceder a una férrea represión del mismo en todo el ámbito nacional. Pocos años después los cuatro condenados a cadena perpetua serían puestos en libertad y el poder judicial reconocería que se había cometido con aquellos hombres un grave error e irreparable injusticia.

A finales del pasado o principios de este siglo la inmensa mayoría de las organizaciones proletarias de todo el mundo declararon el Primero de Mayo fiesta del trabajo y día de protesta dedicado a la memoria de Los Mártires de Chicago. Durante más de dos décadas la conmemoración del Primero de Mayo hacía temblar a gobernantes y capitalistas de no pocos países, en especial en aquellos en que las organizaciones obreras eran fuertes, pues no siempre las protesta se desarrollaban pacíficamente, abundaban las manifestaciones violentas y los actos terroristas, lo que hizo que los gobiernos se decidieran por declarar ese día como fiesta oficial, con cuya medida el Día del Trabajo fue perdiendo su carácter original de protesta para convertirse paulatinamente en un día más de tranquilo asueto.

Para dar una ideas de las concepciones político-sociales de esos ocho valerosos hombres (Los Mártires de Chicago) transcribimos a continuación unos breves párrafos pronunciados por tres de ellos en su autodefensa ante los tribunales. 

JORGE ENGEL: "¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social, en que sea imposible el hecho de que mientras unos amontonan millones, beneficiándose de las máquinas, otros caen en la degradación y en la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres científicos deben ser utilizados en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición de las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho de la vida y el bienestar... ¨Yo no combato individualmente a los capitalistas: combato el sistema que da el privilegio. Mi más ardientes deseo es que los trabajadores sepan quiénes son sus enemigos y quiénes sus amigos. Todo lo demás yo lo desprecio; desprecio el poder de un gobierno inicuo, sus policías y sus espías. No tengo nada más que decir".

ALBERTO R. PARSONS.- "Este proceso se ha iniciado y se ha seguido contra nosotros inspirado por los capitalistas, por los que creen que el pueblo n tiene más que un derecho y un deber: el de la obediencia. Ellos han dirigido el proceso hasta este momento, y como ha dicho muy bien Fielden, se nos ha acusado ostensiblemente de asesinos y se acaba por condenarnos como anarquistas... ¨... Pues bien: Yo soy anarquista. ¿Qué es el Socialismo o la Anarquía? Brevemente definido es el derecho de los productores al uso libre e igual de los instrumentos de trabajo y el derecho al producto de su labor. Tal es el Socialismo. La historia de la humanidad es progresiva, es el al mismo tiempo, evolucionista y revolucionaria. La línea divisoria entre la evolución y la revolución jamás ha podido ser determinada. El nacimiento es una revolución; su proceso de desarrollo, la evolución...¨ Y termina su discurso con estas palabras: ¨...Sólo tengo que añadir: aún en este momento no tengo por qué arrepentirme".

AUGUSTO TEODORO SPIES.- "Yo creo, como Buckle, como Paine como Jefferson, como Emerson, Spencer y muchos grandes pensadores del siglo, que el Estado de castas y de clases, el Estado donde unas clases viven a expensas del trabajo de otras clases- a lo que llamáis orden-, yo creo , que sí, que esta bárbara forma de la organización social, con robos y sus asesinatos legales, está próxima a desaparecer y dejará pronto paso a una sociedad libre, a una asociación voluntaria o hermandad universal si lo preferís. ¡Podéis, pues, sentenciarme, honorable juez, pero al menos que se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por creer en un bienestar futuro, por no perder la fe en el último triunfo de la Libertad y de la Justicia".

Extraído por CET de: "El anarquismo, los estudiantes, y la violencia".

lunes, 28 de abril de 2014

Ramiro Ledesma Ramos: Primera digresión acerca del signo revolucionario de las juventudes


1. LA PRESENCIA DE LAS JUVENTUDES

Hubo en la Grecia clásica un historiador que no hablaba en sus libros sino de hechos contemporáneos. Creía sinceramente, con ingenuidad magnífica, que en tiempos pasados, en épocas anteriores, no había acontecido en el mundo nada que fuese digno de mención histórica. La historia comenzaba, pues, con su tiempo, y las primeras páginas de ella habían de corresponder a los sucesos de más relieve que se ofrecían ante su vista. Por ejemplo, las Guerras del Peloponeso.

Pues bien, este libro, que naturalmente va a consistir en el propósito de interpretar la profunda realidad de España y su inmediato futuro bajo el signo histórico de las juventudes nacionales, tiene que examinar un fenómeno parecido a ese ejemplo clásico, y que va a servirnos para identificar la presencia verdadera de esa nueva fuerza motriz de la historia que son las juventudes.

Hay operante una conciencia juvenil cuando esta tiene de sí misma una idea en cierto modo mesiánica. Es decir, cuando en realidad cree que su presencia vigorosa en la historia coincide con las horas finales de un proceso agónico de descomposición y de crisis. Cuando, en una palabra, como el griego, antes que ella no ve sino algo caótico y sombrío. Advierte entonces la conciencia de las juventudes que su mera presencia, su sola aparición, significa ya una posibilidad de salvación y de grandeza, una aurora para el mundo.

Repetidas veces, quizá la mayor parte de las veces, esa creencia, esa valoración y estimación de su propio destino que tienen las juventudes, es un desplante ilusorio, se resuelve en pura irrealidad, sin misión concreta a que adscribirse. Son las épocas y los momentos en que la presencia de las juventudes como tales es apenas perceptible. Los hombres no se detienen apenas en la juventud, y pasan rápidamente de la adolescencia infantil a la madurez. Pero entrar en la madurez, formar socialmente en ella, equivale a incrustarse en su sistema, en su ordenación. Es decir, equivale a encontrar aceptable las formas vigentes y colaborar en su destino histórico, en la tarea de procurarle una permanencia más amplia.

2. ÉPOCAS CONSERVADORAS Y ÉPOCAS REVOLUCIONARIAS

Se trata entonces de épocas conservadoras y tranquilas. Las juventudes apenas si existen, pues fácil y rápidamente son reabsorbidas sin dificultad por las tareas normales con que el mundo anda preocupado cuando ellas aparecen. Son los momentos culminantes de los imperios, ya teniendo sin embargo a la vista las decadencias lentas que los suceden. Así en la Roma de Augusto. Así en la España de mediados de siglo XVI y el largo y angustioso proceso de descomposición posterior. Así la hora actual de Inglaterra. Así casi todo el siglo XIX mundial.

El espíritu y la misión de las juventudes son entonces camuflado, o bien declarado perturbador, estridente y demoniaco. Aparece quizá en rebeldías individuales y se resuelve en romanticismo literario, o si adopta formas políticas, en un anarquismo inane.

Pero puede acontecer que esa conciencia mesiánica de las juventudes a que nos hemos referido se robustezca y se desborde de un modo arrollador cuando, en efecto, su presencia coincida de veras con una coyuntura histórica, de tal descomposición, que la aparición vigorosa de las juventudes equivalga a una fuerza motriz avasalladoramente fértil.

Esto ocurre y sucede de hecho en las épocas de transformación, en las épocas revolucionarias, aquellas en las cuales el mundo logra ahogar la hidra de un proceso de descomposición o de angustia y dar paso a un orden nuevo. Son épocas de invención y de conquista. Épocas creadoras, que descorren el telón y descubren para los pueblos los nuevos caminos que la historia les ofrece.

Pues bien, el sujeto histórico de tales momentos, el brazo impulsor y realizador de ellos es lo que denominamos la conciencia operante de las juventudes. Y en la medida en que éstas influyen y sostienen con lo que les es peculiar, es decir, con espíritu de sacrificio, pureza, ímpetu y esfuerzo, las instituciones y formas del nuevo sistema, en esa medida la coyuntura histórica realiza y cumple su misión, resolviéndose en metas de plenitud, o bien retrocediendo y falseando su sentido.

El hecho de que el mundo, y sobre todo los pueblos europeos que son en realidad su expresión más fiel, se encuentre hoy bajo el signo de una coyuntura de ésas, en la que las juventudes aparecen con plena conciencia mesiánica, autosugestionadas y auto sobreestimadas, hace que semejante fenómeno atraviese una zona de claridad y se nos ofrezca de veras comprensible. (Yo mismo me encuentro en la riada, y es así, dentro de ella, como se me presenta el hecho en todo su íntegro volumen.)

3. LA CONCIENCIA MESIÁNICA DE LAS JUVENTUDES

Al convertirse las juventudes en sujeto primordial de la historia, la época adopta necesariamente perfiles revolucionarios. Las grandes revoluciones han tenido lugar y se han efectuado en tales horas, lo mismo si son de índole religiosa que si son de carácter económico y político.

Naturalmente el hecho de las juventudes, el concepto de «lo joven», es desde luego elástico y flexible, sobre todo si queremos referirnos a él en la forma que lo hacemos. Antes aludimos a las épocas por esencias conservadoras y tranquilas, en las que realmente la etapa juvenil del hombre es de suma fugacidad, un relampagueante episodio de la existencia. Pero al contrario, en las épocas en que se operan grandes transformaciones y se proyectan sobre los pueblos con éxito las grandes consignas de índole revolucionaria, el primer hecho social que surge es que el «proceso de duración» de la juventud se estira y amplia de modo considerable.

Entonces puede decirse que el hombre es «joven» durante más tiempo, esto es, vive las apetencias, las emociones, las inquietudes y las angustias de la juventud un período de tiempo más largo. Y es que al pasar las juventudes a ser la fuerza motriz decisiva, al convertirse en sujeto creador, su misión, que en otras épocas parece casi inexistente como tal, se agiganta y dilata de un modo extraordinario, ya que es de hecho la misión misma de la humanidad en aquella hora. Una función así, una tarea así, no puede recaer sobre fuerzas sociales de fugacísima vigencia, sino sobre períodos más dilatados de la vida del hombre. Así ocurre que a los efectos de su mentalidad, sus costumbres, su forma de vida, sus inquietudes, en épocas y momentos como aquellos a que nos referimos, el hombre se considera y es de hecho «joven» hasta los cincuenta y más años.

A esas edades sigue sin incrustarse de un modo definitivo en el orden vigente, se considera enrolado aún entre los que buscan y se afanan por el hallazgo de formas políticas, económicas o religiosas provistas de las eficacias por las que él suspira. Es en definitiva un descontento, un desplazado, un insatisfecho. Es asimismo, naturalmente en su grado histórico más fértil, un soldado de la revolución que en esas épocas se produce y tiene lugar siempre de un modo victorioso.

Esas son las gentes que constituyen el nervio de las grandes revoluciones y que de una manera u otra tiene a su cargo el papel de nutrir su predominio militar, la misión histórica de promover en el mundo los cambios y los virajes gigantescos que se producen. Son las falanges revolucionarias de Julio César, que vencen a las oligarquías podridas de la república romana e instauran el Imperio en nombre de las grandes masas. Son los conquistadores españoles del siglo XVI, analfabetos y hambrientos, y los que se alistan en aquellos famosos tercios que bajo Carlos V afirman el poderío español en Europa. Son las tropas bonapartistas que imponen en toda Europa los postulados de la revolución francesa. Y son, por último, hoy, los actores decisivos, no ya en el orden de la ejecución y del servicio, sino totalitariamente, extrayendo de sí, y sólo de sí, caudillos, normas, instituciones y metas históricas propias.

4. ANTE UNA COYUNTURA SUBVERSIVA

Pues atraviesa, repito, el mundo en esta hora actual un momento que responde exactamente a las características que aquí aparecen. Hoy, en efecto, están agudizados los perfiles que denuncian en casi toda el área mundial la presencia efectiva de una conciencia juvenil operante, provista de una absoluta fe de carácter mesiánico en sus propios destinos. Por eso estamos de hecho en una caldeada atmósfera revolucionaria, de tal temple y poder que, ante las miradas atónitas de muchos, colaboran en el signo revolucionario y subversivo incluso cierto linaje de actitudes que hasta aquí integraban, quizá, el tronco ideal del conservadurismo más pétreo.

Un análisis ligerísimo de los hechos que hoy acontecen, corrobora de un modo absoluto la veracidad de nuestros juicios. La presencia de las juventudes llena en efecto la actualidad mundial. Ahí está por todas partes su problema, y ahí está visible ese rasgo dilatorio de la duración de lo «juvenil», que antes hemos mostrado como propio y característico de las coyunturas históricas de signo revolucionario y subversivo.

Desde hace más de quince años, pongamos desde finales de la Gran Guerra, viene advirtiéndose una movilización de las juventudes, las cuales, a la vez que adquirían volumen y relieve, se han ido resumiendo y polarizando en empresas de orden muy vario según las circunstancias, pero siempre dejando tras de sí una estela de transformaciones, más o menos fallidas, que han dado y dan aún al mundo una sensación profundamente revolucionaria.

5. LA INSOLIDARIDAD DE LAS JUVENTUDES

Las juventudes, en efecto, a la par que se dilata más su proporción numérica, ya que alcanzan un período mayor de la vida humana, y por ello mismo quizá, se notan cada día más desplazadas y lejanas de toda posibilidad de servicio y de dependencia al orden y al sistema que hallan en estado de vigencia. Y ello por una razón doble: frecuentemente ocurre que no hay sitio para las juventudes, que no se les acepta con facilidad, y que su primera impresión por tanto consiste en la angustia de verse sin solicitaciones justas, casi en un papel de residuo histórico. Pero hay también una razón distinta: las juventudes se sienten dominadas por cierta ingénita repugnancia a los huecos sociales que se le tienen reservados, y tras un período de perplejidad y de orientación crítica, haciéndose cargo unas veces de las tareas que se le asignan, y otras en franca rebeldía y aventura, se instalan y enrolan en la subversión más sugestiva que tengan delante.

Un hecho así, un proceso así, tiene hoy rango y carácter de acontecimiento mundial. Desarrollado y culminante en unos pueblos, naciente con más timidez en otros, pero constituyendo sin ninguna duda la fuerza impulsora más decisiva de la época.

En tal situación, las juventudes abordan la realidad fundamental de su existencia. Entran en línea de combate. Pues difícilmente su problema puede ser resuelto de otro modo que con la decisión firmísima de abrirse paso. Se dan cuenta de que han llegado a un mundo repelente, defectuoso y hundido en cien miserias. Pero ellas no forman parte de él, están a extramuros, y precisamente con un bagaje irrenunciable y valiosísimo: su vitalidad, su ímpetu. Y sobre todo su inmunidad para toda depresión o solución de tipo pesimista. Pues ocurre, en efecto, que en tal coyuntura las juventudes se encuentran de verdad entre la pared y la espada: repelen el orden y el sistema vigente, pero a la par de eso tienen cerrada toda salida pesimista, toda renunciación. Es su hora en la historia, y ésta les veda retroceder ante su propio destino.

Por eso las juventudes que alcanzan a vivir una plena conciencia de carácter mesiánico, tras de la desazón y la angustia contra las formas vigentes, entran de lleno en una actitud revolucionaria, de servicio a las trasmutaciones sociales, políticas o religiosas que en épocas tales estén llamadas a surgir.

Las épocas revolucionarias, y la actual lo es en más alto grado que ninguna, comienzan a revelarse por los síntomas que estamos precisamente destacando aquí. Las juventudes se encaran con el panorama que se les ofrece, y lo hacen con arreglo a normas del perfil clásico más puro. Creen en sí mismas, en lo positivo y fértil de su presencia, a la vez que desvalorizan y subestiman lo anterior a ellas, aquello que vienen a hundir en las tinieblas. Y es así como el proceso subversivo culmina. El despego de las juventudes hacia la orden del día universal que encuentran dictada se hace notorio en todos los órdenes.

La significación de todo ello es clara: los valores preeminentes de carácter cultural, económico y político aparecen ante las juventudes desprovistos de luminosidad. Son valores falsos, que no merecen respeto alguno, y que cumplen a sus ojos el papel de meras apariencias de virtud al servicio de realidades degradadas. De hecho se rebelan contra el tipo de vida cenagosa y mediocre que se les ofrece. Y naturalmente, rechazan las tareas a que los viejos grupos, rectores de las formas aún en pie, parecen destinarlas.

6. NI CRISIS MORAL, NI CORRUPCIÓN, NI AVENTURERISMO

Y es digno de notarse un fenómeno que acompaña a esa actitud hostil de las juventudes. Con gran frecuencia se presentan éstas bajo un signo moralmente depresivo, es decir, rodeadas de atributos sospechosos de corrupción y de impureza. Es lo que entonces se denomina, desde la vertiente anti juvenil y anti histórica, «crisis moral de la juventud». Quizá las juventudes en efecto se inclinan a la realización de un tipo de vida que para «los otros», para los representantes de las formas estáticas, es puro cinismo aventurero, pura corrupción, pura huida o fuga ante el deber y la dificultad de ser laboriosas, disciplinadas y obedientes.

Pero eso no es sino otro de los síntomas del viraje histórico, de la ruptura que va a ser efectuada por las revoluciones. Esa supuesta corrupción es simple ignorancia y simple ceguera para determinadas normas inhibitorias. No se parece, pues, en nada a la corrupción y a la mendacidad verdaderas, propias de quienes «trasgreden» normas morales, no sólo no ajenas a ellos, sino creadas y forjadas por ellos mismos, o por lo menos presentadas por ellos como los pilares básicos sobre que descansa su concepción del mundo y de la vida.

Es, por tanto, falsa e injusta esa imputación que se les hace a las juventudes operantes, presentando como de origen impuro su resistencia a incrustarse en los sistemas ortodoxos que rigen a su llegada. Su despreocupación, su adscripción a formas desenvueltas, su quebranto de ciertos ritos, la misma aparente facilidad con que se entrega a los viejos poderes corruptores, todo ello no es ni equivale a la degradación moral absoluta con que generalmente es calificada.

Recusamos por inválida y errónea la propensión a juzgar el «desarraigo» de esas juventudes como un signo de depresión moral. Pues ocurre que carecen quizá de lo que puede llamarse el manojo de virtudes vigentes. Pero ello, junto a ese «desarraigo» de que hicimos mención, no excluye verlas caminar en pos de virtudes nuevas y verlas asimismo ligadas de una manera profunda a disciplinas de dimensión considerable. Adviértase que la ruptura revolucionaria en que viven las desprende de una dogmática antes de haber dado lugar a la creación de otra nueva y diferente. Las fuerzas motrices que actúan en tales épocas viven un interregno comprendido entre el momento de su desvío hacia las formas estáticas y su adscripción a una disciplina moral nueva. Con esto, y con lo que antes expuse acerca de cuáles son las características de la verdadera corrupción, creo quedará perfectamente claro cómo las juventudes no pueden ser calificadas de relajación ni de degradación porque realicen su función trasmutadora con arreglo a estilos de aparente signo aventurero. Hay evidentes diferencias entre un ladrón o atracador de caminos y un gobernante revolucionario que de acuerdo con su mito social despoja en determinados casos las fortunas privadas.

El carácter mesiánico, salvador, y el sentimiento de que su presencia en la historia acontece en la hora precisa para que no llegue a consumarse de modo irreparable la catástrofe, constituyen el basamento emocional de las juventudes. Hay tal caos en torno, hay tal ciénaga y tales injusticias a su vera, perciben todo ello con tal claridad, que la primera decisión de su ánimo es atribuirse el papel mesiánico de salvadores, de inauguradores de la historia, al estilo del historiador griego.

7. LA RUPTURA DEL «PROGRESO»

Así, las épocas revolucionarias no son en rigor épocas progresistas. No hay ni puede haber mito ni ilusión de progreso donde no hay afán alguno continuador, donde no hay servicio a valores preexistentes. No se trata entonces, como no se trata hoy, de progresar, sino de desgarrar el velo de las invenciones. Se va a la conquista de situaciones y formas de vida para escalar las cuales nunca es terreno firme la permanencia, ni siquiera transitoria, en lugares intermedios.

Son, por el contrario, los anchos procesos históricos de signo conservador los que se realizan y cumplen bajo una función de progreso, con una misión progresista. El progreso es hijo y producto de la colaboración, de la continuidad, precisamente las dos cosas que desaparecen y son negadas bajo el imperio de las juventudes triunfantes. Éstas rompen su solidaridad con el pasado más inmediato, es decir, se niegan de hecho a ir elaborando tareas ya iniciadas o a seguir timoneando la simbólica nave progresista.

Bien se habrá advertido cómo esta digresión descubre de hecho los perfiles de la época actual, aquella que está transcurriendo hoy mismo, y de la que somos todos, en un grado u otro, actores. En efecto, ningún fenómeno más notorio hoy que el de la dilatación sorprendente de la etapa juvenil del hombre, con todo el manojo de consecuencias de índole moral, económica y política que ello trae consigo. Las juventudes, dilatadas y amplificadas así, se reajustan más cada día a su misión y actúan como las representantes genuinas del momento histórico. Todo se rinde a ellas, y en todas partes, polarizando lo que hay de más brioso, heroico y fértil, señalan imperativas su camino, que es desde luego un camino revolucionario, enormemente trasmutador y subversivo. No hay país donde no hayan aparecido, y pocas, muy pocas, son las fortalezas que se le resisten. Pues claro que no se trata de movilizaciones juveniles, en el sentido parcial y fugacísimo que puedan darle a esa expresión este o aquel número de años, sino de algo que sobrepasa todo eso y alcanza la calidad de una acción histórica mucho más profunda que la que correspondería a un concepto estrecho y restringido de «lo juvenil». Las épocas revolucionarias ponen en circulación una mística de la juventud que se enlaza con lo más capital de su misión, que es ni más ni menos abrir paso a un mundo provisto de juventud, es decir, de vigor y de pureza.

viernes, 25 de abril de 2014

Algunas de las verdaderas causas de la II Guerra Mundial

Abolición del interés del dinero.

El economista alemán Gottfried Feder, en su obra Manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero, dedicó un estudio específico al interés del dinero y por qué éste constituye un gran mal para un país. La tesis del préstamo a interés, afirma Feder, es “el invento diabólico del supracapitalismo”.

Sólo ella posibilita la indolente vida de zángano de una minoría de poderosos del dinero, a costa de los pueblos creadores y de su capacidad de trabajo; es ella quien ha llevado a la sociedad a vivir contrastes abismales. El quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero significa la restauración de la libre personalidad, la salvación del hombre de la esclavización. El capital prestamista es tan infinitamente superior frente a todo gran capital industrial (dedicado a producción), que las grandes potencias del dinero sólo pueden ser enfrentadas eficientemente mediante el quebrantamiento de la servidumbre del interés del capital prestamista.

Hjalmar Schacht (un masón y saboteador de los esfuerzos militares alemanes) fue uno de los principales encargados de alimentar al principio de los años 30, la inestabilidad que acabó haciendo caer a los sucesivos cancilleres alemanes hasta que Adolf Hitler asumió el cargo. Schacht obtuvo préstamos de los banqueros judíos Montagu, Mendelssohn, Wassermann, Warburg y de la Banca Morgan norteamericana.

Cuando Hitler afianzó el poder, y coincidiendo totalmente con Feder, rechazó las proposiciones de Schacht para que Alemania pidiera préstamos de extranjeros y le prohibió que continuara por ese camino. Le dijo que no quería que Alemania viviera de prestado; “los préstamos ataban al país; le coartaban su soberanía”.

Los créditos, además de que significan una carga de intereses, implican depender políticamente de fuerzas extrañas a la nación. Los intereses devoran la capacidad de ahorro de un pueblo.

Sustitución del “patrón-oro” por el “patrón-trabajo”.

“Hitler saludando a los obreros”

En el capitalismo financiero plutocrático, el capital produce la riqueza, pero en la economía del Tercer Reich, es el trabajo el medio que la produce.

La economía nacionalsocialista se desliga completamente del sistema monetario basado en el interés, la deuda, el dinero-fiat y el patrón-oro. Sólo se emite moneda para pagar un trabajo realizado. La moneda está respaldada por el trabajo y la riqueza real de la nación, no por cuestiones intangibles ni por recursos materiales que no existen en la práctica. La masa monetaria de un país debería ser exactamente igual a la riqueza real y tangible de dicho país. No puede ser que haya más dinero o menos dinero que bienes y servicios disponibles. Si el Estado desea crear crédito (dinero), antes debe crear riqueza.

Los beneficios producidos por las obras públicas costean su propia construcción. Por ende, las obras se pagan a sí mismas, y cada vez que se hace una obra, simplemente se crea dinero para pagar a los trabajadores y así aumenta la masa monetaria conforme al valor real de la obra. De este modo, el asunto de los impuestos sufriría una revolución total en un sistema económico nacionalsocialista: los impuestos podrían bajar muchísimo y hasta suprimirse del todo, lo cual era el objetivo final de los nacionalsocialistas.

El bien común antes que el propio.

Oswald Spengler afirmó que “Toda vida económica es la expresión de una vida psíquica… Una economía puede moldearse según el alma de una generación… La economía tiene un deber moral… Desde Adam Smith hasta Marx se utiliza un análisis eminentemente materialista… Tenemos una concepción nueva de la economía que está situada más allá del capitalismo y del marxismo.”

Por su parte Feder afirmaba: “Las finanzas deben estar al servicio de la comunidad. Los plutócratas no deben formar un Estado dentro del Estado. En el área de la política social nuestro principio debe ser: el bien general es la ley suprema.”

En plática con los obreros de la construcción, donde millones de cesantes estaban encontrando empleo, Hitler les decía: 

Yo juzgo a una economía desde el punto de vista del provecho que en la práctica proporciona al pueblo y no partiendo de una teoría. Así, si alguien nos dice: Miren, tengo una teoría económica maravillosa, debemos responderle: ¿Qué provecho se le puede sacar? Esto es lo decisivo. La teoría no debe interesar en modo alguno, nos debe interesar únicamente el provecho, pues las personas no están al servicio de la economía, sino la economía al servicio de las personas.

Adolf Hitler.

domingo, 30 de marzo de 2014

Povl H. Riis-Knudsen: Nacionalsocialismo: un Movimiento Izquierdista

Durante demasiados años ha sido extensamente aceptado que los Nacionalsocialistas son derechistas extremos-, y sólo raramente ellos han vacilado en referirse a si mismos como tales. En un cierto punto, sin embargo, se hizo la política oficial de la Unión Mundial de Nacionalsocialistas evitar el término "derechista", afirmando que el Nacionalsocialismo no encaja en el modelo de "derecha" e "izquierda" y en cambio debería ser considerado como poniéndose encima de este diferencia. Esto más que seguramente era un paso en la dirección correcta, pero en este tiempo y dentro del contexto de la lucha corriente podría ser, sin embargo, una buena idea reconsiderar la cuestión completa sobre los extremos políticos y aclarar unos puntos acerca del significado de los términos "derecha" e "izquierda" y su aplicación a la escena política de hoy.Históricamente, las palabras "derecha" e "izquierda" en referencia a opiniones políticas se originó en Francia pre-revolucionaria, donde aquellos que quisieron conservar el sistema de gobierno más o menos como era se sentaron a la derecha en la Asamblea Nacional, mientras que aquellos que quisieron más cambios radicales se sentaron a la izquierda. De ahí, el término "derecha" para los reaccionarios e "izquierda" para los revolucionarios - términos que se han hecho desde entonces universalmente conocidos y usados. Ni la palabra "reaccionario" ni la palabra "revolucionario", sin embargo, dicen algo universal sobre las opiniones particulares en cuestión.

Ellos son tanto relativos como reciben su sentido específico sólo dentro de un contexto histórico dado. Los revolucionarios de antiguos tiempos, por ejemplo, los Liberales Nacionales europeos del siglo 19, no parecen muy revolucionarios hoy ¡completamente al contrario! - tal como los reaccionarios de hoy habrían sido considerados muy revolucionarios hace 200 años. Cuando los Comunistas asumieron en Rusia en 1917 ellos hicieron de revolucionarios para derrocar un régimen ineficaz y corrupto, mientras que hoy ellos representan el establecimiento reaccionario que afronta un nuevo desafío revolucionario.

En nuestro tiempo el ala izquierda tradicional es predominantemente Marxista - hasta tal grado que el mismo término "ala izquierda" se piensa es sinónima de la palabra "Marxista". Esto, por supuesto, no tiene ninguna base en realidad. Cualquier revolucionario es un izquierdista - extremo - es sólo que los Marxistas han tenido tan poca competicion que ellos han sido capaces de asignarse el término. 

Al otro lado del espectro político tenemos al derechista, consistiendo en reaccionarios que quieren conservar la sociedad presente y la llamada civilización cristiana del Occidente con su materialismo y capitalismo. Los derechistas defienden valores patrióticos tradicionales: ellos son buenos Cristianos y buenos ciudadanos que defienden la Constitución y son leales a su país y su monarca, si ellos tienen uno. Ellos estan dispuestos a ir a la guerra en contra de cualquier otra nación para afirmar la grandeza de la suya propia - aun si esto significa emprender una guerra nuclear contra otro país Blanco si ellos piensan que el sistema de gobierno de otros amenaza su propio orden doméstico, no importa cuan corrupto y degenerado pueda ser. Ellos estan por una economía basada en la libre empresa sin restricción, sin tener en cuenta las consecuencias, pero se ofenden por la tendencia Liberal en política así como la inmigración e integración racial, porque temen cualquier cambio que podría trastornar el orden al cual ellos estan acostumbrados. 

Donde los Nacionalsocialistas deben ser encontrados en este espectro parece completamente claro: ¡somos - extremo izquierdistas - sin duda sobre ello! No queremos conservar el sistema presente o cualquier parte de eso. ¡No creemos en las fundaciones de un sistema que ha conducido a nuestra gente en la miseria del presente! No queremos apoyar cualquier institución que es responsable de dos guerras mundiales entre naciones Blancas así como innumerables guerras menores; rearme nuclear; la contaminación del ambiente; paro; la desilusión total de la gente joven, que ha perdido toda la fe en el futuro; consumo de drogas; pornografía; y todas las otras formas de degeneración completa que son mostradas hoy. 

Los Nacionalsocialistas queremos el cambio más radical de todos: ¡queremos el derrocamiento completo del Viejo Orden entero! Mientras que el Marxismo comparte una filosofía igualitaria básica con el Viejo Orden y se define como un movimiento materialista apuntando a la mera redistribución de los bienes materiales.El Nacionalsocialismo procura construir una completamente Nuevo Orden basado en el idealismo y un respeto profundo para las leyes de la Naturaleza en todos los aspectos de la vida. ¡Esta, definitivamente, es la idea más revolucionaria de este siglo - y así muy izquierdista! ¡-y esto seguramente no es Marxista! Comparado al Nacionalsocialismo, el Marxismo es solamente una idea pseudo revolucionaria, inventada por el cristianismo y sostenido por la Democracia Liberal: ¿Si toda la gente es creada igual, pues no debería toda la riqueza ser distribuida igualmente entre toda la gente? Visto en esta luz, el Marxismo es simplemente parte del Viejo Orden que queremos destruir. 

Si el Nacionalsocialismo es, en su esencia, un movimiento izquierdista, es, por supuesto, paradójico que los Nacionalsocialistas deberían haber dedicado tanto tiempo y energía a servir hacia actitudes derechistas tradicionales, mientras que ellos han rechazado todas las aperturas hacia la izquierda. ¿Es acaso maravilla que todas las tentativas de crear un movimiento Nacionalsocialista en esta base han sido completamente fracasadas? La primera condición previa para crear algo en este mundo es que uno tenga una idea clara de lo que uno quiere conseguir y como uno puede conseguirlo posiblemente. Un escultor que quiere crear una obra de arte comienza con un concepto mental, y luego intenta realizarlo en su material elegido. Él no salpica simplemente alrededor por causalidad con su cincel en un pedazo de mármol, preguntándose cual el resultado final será.Así, es crucial comprender que el Nacionalsocialismo no es sólo una forma de derechismo extremo.Cualquiera dentro de nuestras filas que todavía tiene tales nociones debería dedicarse a estudiar la idea de Nacionalsocialismo de encontrar su verdadero sentido y significado - o, si él no tiene la energía o capacidad de hacer así, él debería encontrar otra salida para sus actividades. ¡Este Movimiento no tiene espacio para aborrecedores frustrados o soñadores religiosos, sino sólo para revolucionarios Nacionalsocialista fieles! 

* * * 

Déjenos afrontarlo de una manera realista: los derechistas son sobre todo un conglomerado lamentable de gente con ideas muy confusas. Ellos comprenden que algo está equivocado. Pero rechazan dejar el Viejo Orden. En cambio se agarran a ello con toda su fuerza y desean volver a la situación como era hace 75 o 100 años, pensando que esto solucionará todos sus problemas. Ellos simplemente fallan en ver que el lío en el que estamos hoy es un resultado lógico del sistema que teníamos hace 100 años - que las bases de aquel sistema no estaban bien, ni bastante estables para salvaguardarnos del suceso presente. El padre de la mayor parte de nuestros problemas debe ser encontrado en aquella misma idea cristiana, cuya filosofía igualitaria y las enseñanzas ajenas y poco naturales han privado a nuestra gente de su alma, pero que ellos siguen elogiando como el mismo escudo contra la decadencia que ven por todo alrededor de ellos. Cuando todas sus tentativas vanas de parar el suceso fallan, ellos se hacen frustrados y se convierten en meros aborrecedores, porque no tienen ninguna verdadera visión y ninguna ideología. 

Es un hecho histórico que nada bueno ha salido alguna vez de los derechistas. Si no hubiera sido por tales revolucionarios como Copérnico, Kepler, Giordano Bruno y Galileo, todavía deberíamos creer que la Tierra es plana y el centro del universo. Cuando el capitalismo se desarrolló, el establecimiento no hizo ninguna tentativa de solucionar los problemas sociales que resultaron de la revolución industrial, sino que continuó a explotar la nueva clase obrera despiadadamente - así dando ocasión a pensamientos revolucionarios como son expresados en la ideología Marxista. Y todas las necesarias y justas mejoras sociales que hemos visto durante los 100 años pasados sólo han sido introducidas después de la dura presión del ala izquierda, con conservadores derechistas en la marcha atrás constante, lastimosamente tratando de conservar tanto como sea posible para ellos. 

Esto no significa, por supuesto, que cualquier esfuerzo para derrocar un sistema establecido sea, en sí, bueno. Si el hombre tiene éxito en la creación de un nuevo orden natural que no se fosilice, sino permanece un organismo vivo y se desarrolla dentro de los límites de la ley natural, adoptando nuevas perspicacias científicas y filosóficas en la naturaleza de la vida sin agarrarse a concepciones anticuadas, esto, en efecto, sería la ofensa más seria tratar de desarraigar aquel orden y volver a materialismo egoísta, cristianismo, o cualquier otra filosofía poco natural. 

Lo que es bueno y malo puede ser únicamente juzgado sobre la base de la ley natural - mientras más cerca a ello es mejor. 

Casi es universalmente aceptado que hay un golfo entre Nacionalsocialismo y Marxismo. Del mismo modo, sin embargo, los Nacionalsocialistas seguramente no son derechistas tampoco. El único punto en común que el Nacionalsocialismo parece tener con los derechistas es la cuestión racial. Pero aquí hay una diferencia extrema en la perspectiva. Los derechistas creen que ser Blanco sostiene un valor absoluto en sí mismo, que eleva la raza aria sobre todos los otros organismos vivos y le da un derecho de hacer con el mundo lo que ella quiera. Como Nacionalsocialistas, sin embargo, no estamos preocupados sólo por la vida y el bienestar inmediato de nuestra propia raza. Vemos la raza Blanca como una parte del orden natural completo del universo y nuestro deseo de conservarla está unido con nuestro deseo de conservar el ambiente natural entero - incluso otras razas humanas - por un respeto profundo a la sabiduría inescrutable de la Naturaleza.Sin duda, nuestra raza tiene grandes posibilidades en su capacidad intelectual, pero sus capacidades no tienen absolutamente ningún valor como tal, sin embargo, si ellas no son puestas al uso correcto de acuerdo con las leyes de la Naturaleza. Por demasiado largo tiempo hemos participado en el coro reclamando "el Poder Blanco," y no haciendo caso del hecho triste que nuestra raza ha tenido el poder absoluto durante al menos 2000 años. Y es exactamente este poder lo que ha conducido a la clase de sociedad que tenemos hoy. 

Así, no compartimos la creencia derechista en la expansión tecnológica y económica continua, que ha conducido ya a la contaminación del aire y agua y ha hecho áreas enormes del mundo incapaces a vivir dentro para todas las especies - un desarrollo que significa que la capa de ozono en la atmósfera es sistemáticamente destruida de modo que las generaciones próximas vayan a ser expuestas a la radiación que amenaza la vida, que los bosques tropicales que nos habían suministrado del oxígeno, son reducidos para hacer sitio para el crecimiento industrial, y que los desiertos son irrigados de modo que el nivel de agua subterránea se hunda en áreas fértiles, que entonces se hacen desiertos por su parte. Todo esto es el resultado del genio ario, sin el cual esto no habría existido - genio que no ha sido puesto a trabajar para construir un mundo mejor para nuestros niños y nietos, pero sólo satisfacer la avaricia humana del momento, asegurar una vida agradable ahora sin hacer caso del futuro. Esta tendencia fatal, que en los estándares de la ley natural, ha girado más que seguramente a los países Blancos industrializados del Occidente en un estado mucho más degenerado que cualquier llamada sociedad primitiva del Tercer Mundo, es violentamente apoyado por el derechista, que parece pensar que todo sería bueno si sólo los Negros, los Judíos, y la Gente de Barcazas fueran expulsados. Sabemos que en sí mismo esto no cambiaría nada en absoluto. 

Nuestro objetivo es un renacimiento espiritual completo, y es nuestro objetivo inmediato definir y construir las bases para este renacimiento - que es la única cosa que puede dar a la lucha racial cualquier sentido. Y esta lucha no debería ser entendida como una lucha contra otras razas, sino como una lucha implacable contra la decadencia de nuestra propia raza. La apelación aislada para la raza como la base de una nueva sociedad es sin sentido, a menos que podamos vencer esta decadencia y encontrar nuestro camino atrás a valores naturales. Si nuestra raza sólo podria sobrevivir dentro del contexto del sistema presente, no queremos que sobreviva, porque entonces esto representaría solamente la forma mas grosera de la degeneración antinatural. La reclamación para "el Poder Blanco" sólo puede ganar cualquier sentido si, por esto, queremos decir el deseo de reactivar el poder de la Naturaleza cuando descansa latentemente en el genio del Blanco, cuyo deber es poner este poder en uso a fin de sostener el mismo principio de la vida.Por supuesto, esto no significa que estemos a favor de cualquier clase de multiracismo. La raza es una de las piedras angulares del orden natural, y así debe ser defendida como todos los otros principios naturales. Esto seguramente no significa que el color blanco de la piel de alguien es necesariamente un sello de la calidad humana. La raza Blanca ha permitido que el mundo se deslice al borde del desastre, y a menos que pueda ser traída para comprender que la calidad de vida puede ser mejorada sustituyendo la sociedad del consumidor materialista - que es el objetivo supremo tanto del Marxismo como del Liberalismo - por valores naturales y espirituales, estará condenada y sólo será destruida con el planeta entero en el proceso de su decadencia absoluta. 

Naturalmente, los Nacionalsocialistas no pensamos que deberíamos volver a las cuevas de la Edad de Piedra; Pero pensamos que nunca deberíamos tomar más de la Naturaleza de lo que ponemos de vuelta en ella. La calidad de vida debería significarnos más que la calidad de bienes materiales.En la sociedad desilusionada de hoy, números crecientes de personas comprenden esto y, lo que es más, ellos protestan contra el orden dirigente. Ellos no se hacen Nacionalsocialistas, sin embargo, por una razón simple: ¡Ellos no son conscientes que el Nacionalsocialismo - y sólo Nacionalsocialismo! - puede solucionar los problemas cruciales de hoy. En cambio ellos permiten que sus movimientos de protesta sean asumidos por los Marxistas, que son mejores en la venta de su producto de lo que somos, a pesar de que ningún gobierno Marxista ha hecho alguna vez la tentativa más leve de abordar estas cuestiones simplemente porque el mismo concepto del Marxismo es materialista, y en ninguna razón preocupado por los valores naturales. Los Marxistas simplemente usan la insatisfacción popular hacia el establecimiento para promover el Marxismo. Los individuos insatisfechos ellos mismos no son para nada Marxistas en primer lugar.Mientras los Nacionalsocialistas corren alrededor de la tentativa de persuadir pequeños grupos marginales de derechistas tradicionales con todos sus complejos políticos y religiosos, su notoria megalomanía, y su carencia del compromiso a una causa - resultado de que estan constantemente a la defensiva tratando de salvar lo que se tiene que ir - los Marxistas consiguen un hueco para apoyar el pie entre ciudadanos afectados que renuncian al materialismo ilimitado por un interés idealista al futuro de nuestro planeta. En su mayor parte, esta gente no comprende que la preservación del orden natural pide más medidas de gran alcance que el control de la contaminación y la abolición de la energía nuclear y la bomba atómica. Ellos no ven que esto también exige la separación racial y un renacimiento espiritual general que puede conducir al Hombre atrás a las fuentes de vida. 

Ellos también pueden aprender esto, sin embargo - o mejor dicho, ellos no pueden menos que verlo - si son proveídos de la información necesaria y perspicacia y no abandonados expuestos a la influencia exclusiva de enseñanzas Marxistas estúpidas. Estas gentes son idealistas y a favor de la Naturaleza, y así ellos realmente nos pertenecen - y ellos son generalmente mucho más valiosos como luchadores que bastante jovenes desilusionados que se llaman Nacionalsocialistas en una tentativa de incrementar sus egos y esconder sus problemas personales e inseguridad detrás de unos uniformes absurdos y rangos y títulos impostores. Pero los ecologistas no son atraídos por tropas de asalto o por la propaganda de odio, todo de lo cual sólo confirma su impresión negativa del Nacionalsocialismo. Tampoco ayuda dirigirse a ellos sobre el significado de la Raza, porque ellos no han venido todavía tan lejos en su desarrollo que puedan ver la importancia de la cuestión racial. Debemos acercarnos a ellos donde ellos estan y en cuestiones que les conciernen aquí y ahora. Para hacer esto, es necesario producir un buen material sobre los problemas ambientales como es visto desde el punto de vista Nacionalsocialista, y entrar en los grupos donde esta gente se junta en protesta contra bombas nucleares, contaminación y guerra nuclear. No podemos esperar que los ecologistas vengan a nosotros, porque ellos no tienen ningún modo de saber sobre qué el Nacionalsocialismo es en total; y si dejamos de entrar en contacto con ellos, ellos serán perdidos a los Marxistas, en cuyas manos nunca van a comprender la consecuencia plena de su propia actitud. 

Estos nuevos protestantes son hostiles a nosotros simplemente debido a décadas de la propaganda enemiga, que no sólo ha enajenado a la gente sana e inteligente de cualquier clase de movimiento que abiertamente exprese ideas Nacionalsocialistas, pero que también ha tenido éxito en la atracción de un gran número de individuos a nuestro movimiento que encajan en esta imagen de propaganda del Nacionalsocialismo simplemente demasiado bien, y quienes vienen a nosotros simplemente porque ellos quieren cumplir con esta imagen. Ellos quieren ser tales bestias crueles, sanguinarias como ellos han venido a conocer de innumerables producciones de Hollywood y relatos de prensa amarilla "de los Nazis" terribles. Por demasiado largo tiempo hemos dado la bienvenida a tales psicópatas en nuestras filas y por demasiado largo tiempo hemos dejado de disociarnos de otras organizaciones que hacen lo mismo.¡Que la gente se llame Nacionalsocialista y agite la Esvástica no los hace nuestros compañeros! Muchas organizaciones todavía no comprenden esto, y mientras no lo hagan estan condenados - y, lamentablemente, nosotros también, si no tomamos cada oportunidad que se ofrece para denunciarlos en público. A menudo se decía que no deberíamos "lavar nuestra ropa sucia" delante de nuestros enemigos y que toda "la lucha interna" debería ser guardada dentro de nuestras propias paredes. Sin embargo, esta no es nuestra ropa y más que ciertamente no es "lucha interna" - esto es una operación de limpieza necesaria, y debe ser realizada en público.Nuestros peores enemigos no son los Judíos o los Comunistas, sino la misma gente que llamándose Nacionalsocialistas degradan los conceptos fundamentales de la filosofía Nacionalsocialista por su comportamiento, así confirmando la impresión deformada de nuestra Idea comunicada al público por nuestro enemigo. En efecto, no podemos sentir ninguna lealtad hacia tal gente y ninguna amistad. Al contrario, tenemos que librarnos de cualquier unión con ellos en absoluto, y salir en nuestro modo de mostrar a la gente que ellos no nos pertenecen. Sobre todo, deberíamos tomar grandes penas para hacer exactamente aquellas cosas que no son esperadas de nosotros. Se espera que nosotros abracemos aproximadamente a cualquier derechista que agita una Esvástica - y más que ciertamente no se espera que seamos encontrados en cualquier parte cerca de los izquierdistas, simplemente porque han dicho a la gente repetidas veces que somos derechistas. Por consiguiente, deberíamos mostrarles deliberadamente que ellos han sido mal informados. El efecto de sorpresa probablemente hará al menos alguna gente escuchar lo que tenemos que decir. Además, esto va a hacer a la gente pensar dos veces en lo que les dicen acerca del Nacionalsocialismo cuando ellos comprendan que han sido mentidos una vez en este asunto. 

* * * 
En esta relación, debería ser notado que no somos una asociación histórica. Muchos Nacionalsocialistas parecen pensar que vamos a reanimar a la Alemania Nacionalsocialista y trasplantarla a otras partes del mundo. ¡Este es el modo que a nuestro enemigo le gustaría hacernos lucir, pero no es así! la Alemania Nacionalsocialista representa una tentativa - ¡y un no tentativa totalmente exitosa! - para organizar una comunidad Nacionalsocialista en un tiempo dado y en un contexto histórico dado. Esto puede inspirarnos y podemos aprender de ella - pero no podemos reanimarla - tampoco deberíamos intentar alguna vez hacerlo. Esto era un experimento diseñado para tratar con un conjunto de problemas que eran de la preocupación principal a la gente alemana entonces, pero que no necesariamente son sentidos como igualmente importantes por la gente hoy.Cuando Hitler salió en su misión histórica de reorganizar Alemania hace aproximadamente 60 años, la nación alemana entera estaba de rodillas económicamente, militarmente, y políticamente. Después de la derrota en la Primera guerra mundial, Alemania no sólo perdió todas sus colonias, pero una parte enorme de su territorio europeo asentado por varios millones de alemanes que se encontraron segados de su país materno, viviendo una vida miserable como minorías en países extranjeros que sólo desearon borrarlos. Lo que fue dejado de Alemania fue totalmente desmilitarizado, y el peso de reclamaciones escandalosas para reparaciones propuestas por los conquistadores causó la inflación más horrible en la historia mundial y aplastó cualquier posibilidad de recuperación económica. 

En esta situación una pequeña minoría de inmigrantes judíos del Este despacio ganó el control de la economía trastornada, así como la vida cultural y política entera del país. Comparado a esta situación, toda la charla sobre una crisis económica presente es absurda. 

Materialmente, cualquier país del Occidente y la mayor parte de países Comunistas están lejos mejores de dinero que Alemania estaba en los años 20. Hoy esto es un asunto de vender el coche de familia y quizás moverse a un departamento más barato. En Alemania esto era simplemente una cuestion de sobrevivencia. 

* * * 

Moralmente, sin embargo, somos afrontados con una amenaza mucho más grave de lo que Hitler tuvo. Su Alemania era todavía un país bastante homogéneo, donde la mayor parte de personas compartieron un conjunto de valores comunes y normas y una creencia común en la tradición cultural de la nación. Ellos quisieron recobrar su antiguo poder - quisieron ser fuertes y respetados por otras naciones. Hitler no tuvo que decirles amar a su gente y su raza. Él podría tomarlo por concedido que ellos lo hicieron. Sus valores y normas no eran necesariamente todos de acuerdo con la filosofía Nacionalsocialista, pero ellos eran una base sana en la cual un Estado Nacionalsocialista podría ser construido sin demasiadas dificultades, y así Hitler podría concentrar su propaganda política en cosas más mundanas.Él vivía en tiempos a fondo revolucionarios, en los cuales la necesidad de trabajo y comida tuvo una importancia suprema, y él sabía que un programa que podría asegurar estas cosas le daría el apoyo de los votantes y así le permitiría ganar el poder de modo que él pudiera tratar de realizar su visión política que, por supuesto, fue mucho mas adelante que la necesidad inmediata de cosas materiales.Sin embargo, como sabemos, el Nacionalsocialismo no era la única fuerza revolucionaria en Alemania entonces. Los Comunistas tenían exactamente las mismas ventajas que Hitler: una población que pasaba hambre complaciente a intentar casi cualquier cosa para sobrevivir. Ellos también tenían la ventaja sobre Hitler que podrían señalar a la revolución acertada en Rusia. Hitler no tenía nada por el estilo con lo cual él podría relacionar su lucha. Y es significativo que él no unió su movimiento a cualquiera de las ideologías derechistas poderosas del pasado como la monarquía o las iglesias. Su acercamiento era a fondo izquierdista e igualmente opuesto al Establecimiento y el Partido Comunista. Cuando, por fin, él derrotó a los Comunistas, no era golpeándolos en el silencio, sino vaciando su apoyo tomando las mismas cuestiones que los Comunistas e indicando una mejor solución - todo de lo cual convenció al trabajador alemán que él podría ser un líder mejor y más competente de lo que Thaelmann, que era el jefe del Partido Comunista Alemán, sería. Él se dirigió a la gente sobre lo que les concernió en la lengua de su tiempo y adoptó un estilo militar, que era popular en un país lleno de ex-militares que tenían cualquier razón de sentirse traicionados por el gobierno y que eran también útiles en una situación donde usted tuvo que luchar contra las numerosas cuadrillas de asesinato Comunistas, que usaron muchísimo el mismo estilo y lengua que Hitler.Tratar de imitar el estilo de Hitler hoy sería el suicidio político. De hecho esto ha sido el final de cada grupo que lo ha intentado hasta ahora. Tampoco usted puede asumir el material de propaganda de Hitler. Pues traducirlo, reimprimirlo, o imitarlo en un contexto diferente como material de estudio todo menos histórico es ridículo. Hitler satisfacía las masas alemanas de los años 1930. Aparte de todo lo demás nosotros debemos comprender y aceptar que no hay ningún modo de ganar las masas en la situación presente. Hoy, buscamos un pequeño número de idealistas. Para encontrarlos, tenemos que girar nuestra atención a, problemas que conciernen exactamente el tipo de la gente que buscamos: ¡contaminación, la amenaza nuclear, la maldición del Capitalismo multinacional, etc., la Mayor parte de estos problemas eran desconocidos a los contemporáneos de Hitler - pero no es ninguna razón de no abordarlos! Nuestro mundo se ha hecho mucho más complicado de lo que era hace 50 años, y cualquier movimiento político que deja de tomar esto en cuenta se reduce a un fósil anacrónico.Debemos confesar que generalmente hemos tendido a hablar y escribir demasiado sobre la Alemania Nacionalsocialista. A pesar de todo lo que bueno que podamos ser capaces de mostrar que Hitler hizo para Alemania, la gente que buscamos hoy realmente no está muy interesada en lo que pasó hace 50 años. Ellos están preocupados por su propio tiempo - y el futuro.Cuando adherimos tan desesperadamente al pasado, uno de los motivos es, por supuesto, que la Alemania Nacionalsocialista es el único ejemplo del Nacionalsocialismo aplicado que el mundo ha visto alguna vez y que aquellos breves 12 años representan la única gloria y éxito que nuestro Movimiento ha tenido alguna vez. Esto es comprensible. Lo necesitamos en estos tiempos difíciles de humillación y persecución. Lo necesitamos para mostrar a nosotros que el Nacionalsocialismo una vez era victorioso - a pesar de toda la adversidad.Sin embargo, es muy peligroso cuando este respeto y admiración para el pasado, en vez de ser una inspiración productiva, se hacen una obsesión nostálgica de una era pasada, un ciego, amor por la parafernalia del NSDAP, los uniformes, los símbolos, las filas, los cortes de pelo, y hasta por el estilo lingüístico de los años 30. No el aspecto externo sino la idea inherente es lo importante, y tenemos que avanzar desde allí. Como Hitler, debemos evitar ser atrapados por la historia. En otras palabras, debemos mostrar cómo el Nacionalsocialismo puede solucionar el problema de desempleo hoy - no simplemente cómo Hitler lo solucionó en 1933. 

La idea detrás del Nacionalsocialismo supera a Hitler y al Nacionalsocialismo mismo. 

Hitler lo aplicó a un tiempo y lugar más temprano; tenemos que aplicarlo al nuestro propio. Es eterno, porque esto representa el mismo principio según el cual la Naturaleza vive y crea. Esto ha existido desde el principio del tiempo y va a existir para siempre, mientras el universo exista, no importa si la raza aria - o humanidad como tal, en realidad exista o no. El hombre ha abandonado este principio, y es nuestra tarea mostrarle que él no puede hacer asi impune, y que todos sus problemas presentes son causados por la creencia insana que el hombre está elevado encima de la Naturaleza. Al hacer así, deberíamos ser tan pocos atados con la Alemania Nacionalsocialista como los otros izquierdistas son amarrados con la Unión Soviética. 

* * * 

También deberíamos aprender mucho del modo que los otros grupos izquierdistas son organizados. Es trivial afirmar que las organizaciones Marxistas consisten en la basura humana. Esto puede ser, por supuesto, verdadero de los seguidores de algunos grupos, pero el corazón duro de las organizaciones Marxistas serias es organizado a lo largo de líneas que son de cierta calidad segura y lealtad. Los miembros son muy a menudo dizmados y se requiere que ellos pasen un cierto número de noches cada semana en formación ideológica y actividades Prácticas. 

En total, las demandas puestas a un Marxista lejos exceden cualquier cosa que nos hemos atrevido alguna vez a esperar de nuestros miembros. Esto dice algo sobre la calidad, y esto también explica por qué los Marxistas hacen tanto mejor de lo que hacemos - a pesar de que lo que ellos predican son tonterías absolutas. 

Entre Nacionalsocialistas, sin embargo, tomar posturas o adoptar métodos que son normalmente pensados ser Marxistas parece ser encarado con mucho del miedo "de ser contaminado de alguna manera" por el Marxismo. Esto nos daría un nombre malo tanto entre amigos como entre enemigos, ellos reclaman. Ahora, seguramente tenemos un nombre malo ya - para ser completamente honestos, costaria hacerse un poco peor. ¿Pero como no estamos demasiado preocupados por persuadir conservadores tradicionales, qué importa esto? ¡Si ellos no pueden decir la diferencia entre Comunismo y Nacionalsocialismo, ese es su problema, no el nuestro! En este caso, ellos muestran una carencia de inteligencia que los hace inútiles para nosotros pase lo que pase. No podemos permitir que nuestros enemigos determinen lo que es un punto de vista Nacionalsocialista y lo que no es, y seguro no podemos dejar todas las causas buenas a los Marxistas, sólo para complacer a la gente que ha resultado ser totalmente inútil a nosotros de todos modos. Hemos hecho ya esto por lejos demasiado largo tiempo - y es otra razón por qué los Marxistas han sido tan exitosos y han sido capaces de asumir segmentos enormes de nuestra cultura y vida intelectual, mientras los Nacionalsocialistas han permitido que ellos se sientan obligados a decir "sí" a OTAN, el Mercado Común europeo, la bomba, Capitalismo, "libre empresa ilimitada," etc. ¡Este es el tiempo para que eso sea cambiado! No sigamos haciendo lo que la gente ha sido conducida a esperar de nosotros. Vamos a hacer lo que Nacionalsocialismo nos enseña hacer - no lo que la gente piensa que este debería enseñarnos. 

En esta relación la verdad triste, es que muchos Nacionalsocialistas en su pensamiento tradicional han caído víctimas de la peor clase de propaganda anticomunista derechista. 

La amenaza principal contra el Hombre más que seguramente no emana de Moscú, Pekín o La Habana. No hay absolutamente ningún modo que usted pueds culpar a los Comunistas por el estado lamentable del mundo hoy - para consumo de drogas, delito, pornografía, rearme nuclear, integración racial, contaminación etcétera. ¡Es nuestro propio sistema presente de gobierno el que se debe culpar - ni Comunistas, ni Judíos! Tenemos que comprender que estos males han sido creados por nuestros propios políticos corruptos y moralmente depravados y corredores de bolsa y que, nosotros los pueblos arios del mundo, hemos permitido que ello alcance este mal. No es un gobierno extranjero, sino este sistema presente lo que es una amenaza para la existencia del planeta, y sin este sistema no habría ninguna Unión Soviética o ningún otro estado Comunista hoy. El comunismo habría sido borrado durante la Segunda Guerra Mundial si el Occidente no hubiera dado a la Unión Soviética las armas necesarias y tecnología. Incluso hoy, todos los estados Comunistas se desintegrarían inmediatamente si ellos no fueran apoyados constantemente por gobiernos Occidentales y banqueros, que ganan fortunas en el comercio con estos países - y en el prestar a ellos dinero. Los Comunistas seguramente saben esto, y tienen más que suficiente para hacer conservando Europa del Este en la línea y asegurando el régimen Comunista en Afganistán para constituir un peligro serio para el Occidente. 

De manera interesante, las mismas corporaciones multinacionales que generan ganancias enormes del comercio con el bloque Comunista, hacen otra fortuna en la producción de armas que nuestros políticos tratan de persuadirnos son necesarias para defendernos contra los Comunistas - como si usted puede defender algo destruyendo toda la vida con una guerra nuclear. Esto es, por supuesto completamente ridículo - pero este es sin embargo el sistema político y financiero tan enérgicamente apoyado por los derechistas.Sin duda sobre ello: el Comunismo sería más que seguramente una cosa muy desagradable, pero esto no sería el final del mundo. ¡La democracia liberal cristiana con la mayor probabilidad sí! Hay mucho más pureza racial en Europa del Este que en todas partes en el Occidente simplemente porque su sistema económico ineficaz no atrae la inmigración del Tercer Mundo en gran escala; y la consciencia racial de los rusos, que son la nación dominante en la Unión Soviética, definitivamente promete una mejor perspectiva para la supervivencia de la raza aria que las visiones de políticos americanos liberales y conservadores. Es verdad, por supuesto, que el Comunismo no apoya principios raciales en la teoría - pero con el Comunismo la teoría y práctica son dos cosas muy diferentes. Sin duda el materialismo ofrecido por el Occidente es más atractivo aquí y ahora, pero esta vida agradable con mayor probabilidad será seguida de un diluvio que bien podría borrar toda la vida en la Tierra. Sin embargo, con un sistema político sano en el Oeste, los estados Comunistas no podrían existir. Ellos simplemente no serían capaces de sobrevivir solos, y sus poblaciones hambrientas se rebelarían. Muchísimo la misma cosa pasaría si los Comunistas llegarían asumir el Oeste - su régimen no duraría muy mucho tiempo. 

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En este punto alguien podría aventurar a preguntar si nosotros no deberíamos abolir entonces toda la charla sobre el Nacionalsocialismo y la Esvástica y disfrazarnos como "verdaderos" izquierdistas con una nueva idea que podría ser fácilmente vendida a la gente bajo un nombre diferente. Esto, por supuesto, no es posible. Intentar tal acercamiento es subestimar a nuestros enemigos. Ellos realmente no hacen caso del nombre o el símbolo. De lo que ellos hacen caso es la idea, y usted no podría disfrazar esto más allá del reconocimiento. Nuestro enemigo siempre se opondrá a cualquier cosa que sea buena para nuestra gente, y ellos - ¡en forma legítima! - afirman que somos simplemente "Nazis". Entonces tendríamos que dedicar mucho esfuerzo a "probar" que no somos. Esto sería ridículo. 

Muchas organizaciones lo han intentado; ninguna ha tenido éxito alguna vez. 

Existe sólo el camino difícil: demostrar que el Nacionalsocialismo no es lo que la gente piensa que es y que este es el único modo de asegurar la supervivencia de la vida en este planeta. Sabemos que estamos en una posición débil, pero bastante francamente, deberíamos alegrarnos mas bien de que no tuviéramos que preocuparnos de asumir el poder aquí mismo y ahora. Simplemente no seríamos capaces de manejarlo. Este es uno de los hechos desagradables que muchos Nacional Socialistas - y la gente que se llama Nacional socialistas - parecen pasar por alto completamente. Sería de poco uso a nosotros persuadir las masas mañana, cuando no tenemos el número necesario de expertos Nacionalsocialistas para hacer un trabajo de Estado Nacionalsocialista. Necesitamos a economistas, juristas, administradores, biólogos, etc., quienes sean también Nacionalsocialistas. 

El poder nunca debe ser un objetivo en sí mismo. Queremos crear un Nuevo Orden porque queremos un mundo mejor, pero un mundo mejor no puede ser creado sólo del cielo azul. Esto requiere a mucha gente dedicada con la educación minuciosa para realizar tal tarea: y ahora mismo es más importante persuadir a varia de esta gente, que luchar por una causa perdida en las calles para impresionar a varios intolerantes y perdedores. 

Otra vez la Alemania Nacionalsocialista nos suministra por un ejemplo muy instructivo. Uno de los motivos por qué el experimento para crear un orden Nacionalsocialista justo desde el principio no podía ser completado y un nuevo Estado no podía sobrevivir la presión del mundo exterior era que Adolf Hitler tuvo que confiar en un gran número de expertos que tenían solamente desdén para el Nacionalsocialismo. Él simplemente no tenía el tiempo para entrenar y educar suficientes Nacionalsocialistas - porque él tuvo que concentrarse en ganarse la gente antes de que los Comunistas pudieran asumir. Deberíamos estar agradecidos que no tenemos ninguna tal preocupación. Nunca podríamos ganar una victoria revolucionaria en las circunstancias presentes de todos modos, asi déjenos concentrarnos en el establecimiento de una fundación sana para un futuro movimiento de masas. Sin embargo, seamos realistas. Esta, también, podría ser una batalla perdedora. No tenemos ninguna garantía que vamos alguna vez a ganar. Para ser completamente honesto, tenemos solamente una esperanza muy vaga para apoyar la creencia que podemos ganar. Sin embargo, la Naturaleza ella misma puede limpiar la humanidad de la superficie de la Tierra porque esta ha descuidado las leyes del universo. Esto puede ser lo que se espera para nosotros. ¡Nosotros Nacionalsocialistas, sin embargo, hemos decidido no aceptar tal evento sin una lucha hasta en contra de todas las predicciones! Pero no tenemos ningún deseo de ser mártires para una causa perdida - y es exactamente lo que vamos a ser si nos atenemos a los viejos caminos. 

Como un Movimiento hemos sido notablemente fracasados hasta ahora. Este es el tiempo para despertarse y reconocer el verdadero significado de nuestras ideas. Un primer paso es hacerse profesionales revolucionarios. Nosotros debemos dejar todas las actitudes derechistas medio amartilladas detrás de nosotros y comprender que somos izquierdistas. Además, deberíamos dejar de culpar a otros por nuestra miseria. ¡Hemos sido nuestros propios peores enemigos en todos aspectos, y no necesitamos ningunas cabezas de turco! Cualquier cambio que deseamos tiene que comenzar como un cambio de la actitud básica de nuestra propia gente. ¡Este es una tarea pesada - pero el pensar lo que va a pasar si no ganamos hace que valga la pena para darle un intento!